Aquellos veranos, en los que siempre olvidabas el reloj casio en casa porque no conocías las prisas, el tiempo era entonces infinito, y amanecías arropado y corrías al salón a tomarte un colacao bien fresquito en un vaso que regalaban con la nocilla mientras veías la vuelta al mundo de Willy Fog o un partido de Oliver y Benji, la parte fea era cuando moría Chanquete en verano azul y sabías que ese sería un día duro porque algo se muere en el alma cuando un amigo se va.
Tu padre veía la vuelta ciclista y tu sabías que Indurain siempre lo haría bien y centrabas tu atención en la siesta prepiscina con el tiempo exacto para hacer la digestión que eran dos horas reglamentarias.
Aquel verano ya hacías pié en la grande de sobra y tu única preocupación era no sufrir una ahogadilla por la espalda y tu meta hacerte dos largo buceando sin levantar ni una vez la cabeza...
Tu madre te había hecho un bocadillo enorme porque el agua daba mucha hambre y que rico sabían entonces, el pan era mas rico porque era de verdad y los embutidos también, sobretodo si tenías suerte de tener familia de las que hacían matanzas .
Las primeras vacaciones eran al pueblo de mi padre y el mayor disfrute irme de pesca al río con el y mi abuelo, por supuesto sin muerte, que ya teníamos muy inculcado aquello de pezqueñines no gracias...y los indultábamos al río desde un cubito con agua donde permanecían hasta hacer recuento...los baños con mis primos y las merendolas con una familia que sumaba 20 en los días fuertes...Las noches de verano con fiesta y verbena eran mágicas, así como las granizadas fresquitas o las horchatas.
Te dejaban jugar hasta muy tarde en la calle porque entonces no existía el peligro, y te vigilaban desde el balcón de casa mientras jugabas a la comba , el cala o los bolindres, Benditas noches la de aquellos veranos...
A la hora de ir a la playa la hora de salida eran las 5:30 / 6 porque el aire acondicionado era una ventana abierta y llegabas con tiempo de ir a la playa a pinchar tu sombrilla de los batidos okey o de coca cola para asegurarte un buen sitio entre tantas neveras azules y rezar para que tu padre no se perdiera por el camino porque el mapa de carreteras era enorme y los nombres de carreteras y pueblos muy chiquitines y siempre olvidabas sacar una lupa a lo Cherlock Holmes acompañado de un " elemental querida mami " y espabila papi que tienes que cargar con 7 cubitos de diferentes formas para hacer castillos , la nevera azul, las dos sombrillas y las sillas plegables...
Aquellos veranos en que el tiempo era interminable...aquellos veranos sin reloj ni en la muñeca ni en la vida.
