Era el año 92 y yo
tenía 11 años, tumbada en el césped de la piscina mientras observaba a mi padre
leer su revista de la NBA mirándome de reojo pensaba en la nueva década, en el
año 2000, al lado nuestra, unas chicas se hacían confesiones y reían, y yo
estaba en ese momento en que pasamos de niña a mujer y que nada me venía bien,
pensaba en las ganas que tenía de ser una mujer.. de ser mayor, veía en la
adolescencia una solución a todos mis problemas, tendría libertad, autonomía, la
capacidad de elección y el fin a lávate los dientes y vete a la cama, mientras
estés en mi casa, quita la mesa o estudia la lección.
Ni mucho menos
pensaba en tener un teléfono móvil, pero si en coches que posiblemente volarían,
en las aventuras que correría, en que algún chico me habría besado, y ya tendría
mis propias llaves de casa, mi opinión contaría, podría ir a votar, elegiría mi
propia ropa y nadie me castigaría, sabría lo que quería y todo el mundo me
respetaría.
Tendría las mejores
amigas del mundo y viajaría mucho, podría tomar café, café de verdad, no una
galleta que me diera mi padre mojada, porque desde pequeña me encantó su sabor
y a escondidas le daba sorbitos a los finales que se quedaban los mayores en
las tazas…y comería huevos fritos más de una vez por semana, sin preocuparme
por lo que nadie me mencionara acerca del colesterol y todas esas bobadas.
Veía un futuro donde
le hablaras a la tele y se cambiara de canal, un robots te hiciera todas las
tareas esas que tanto fastidiaban a mi madre y yo simplemente sería feliz y me
dedicaría a vivir. Igual incluso llegaría a entender porque los adultos a veces
discuten, porqué existe el orgullo, porqué el tercer mundo ocupa el tercer
lugar y allí mueren niños, porqué la gente mayor se mata en las guerras por un
trozo de tierra o de petróleo, y el porqué de la expresión “ lo que vale un
peine”..
Por supuesto las
pelis de rombos serían las primeras que vería, el prohibir es el despertar del
deseo, eliminaría de la dieta la verdura y el pescado hervido y que quizá
alguna vez entendería porqué las raíces cuadradas y las ecuaciones eran tan
importantes en la enseñanza.
Pasó ese año 2000, el
2010 y ya llevamos otros cinco más, hoy con 23 años más sigo sin entender el 90
por ciento de esas dudas, y se produce el efecto contrario y me gustaría volver a ese momento en aquella
piscina, a mis tres preocupaciones básicas, y a la carencia de
responsabilidades, y ausencias…Tengo un móvil, mi coche no vuela, bebo café
constantemente, pero también verdura, y sin embargo me doy cuenta que aquella
niña que quería ser mujer ahora es una mujer que añora aquel momento y aquella
niña.

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